La leyenda de ‘Buziraco’ proviene desde la época de la Colonia.
Noticias Cali.
En la ciudad de Cali, la historia y el folclore se entrelazan alimentando mitos y leyendas que han perdurado a lo largo de los siglos. Uno de los relatos más intrigantes es el de ‘Buziraco’, un misterioso demonio que supuestamente habitaba en el imponente Cerro de las Tres Cruces.
La leyenda de ‘Buziraco’ se remonta a la época colonial, cuando según relatos transmitidos de generación en generación, este demonio hizo su primera aparición en Cartagena, tras haber «viajado» en forma humana desde España.
Allí, fue objeto de adoración por parte de hombres y mujeres africanas que danzaban alrededor del fuego, alimentando así su aura de misterio y poder maligno. Sin embargo, ‘Buziraco’ no se manifestaba ante nadie de manera directa; en cambio, su presencia se hacía sentir a través de calamidades como hambrunas, centellas y tempestades que asolaban la región.
La llegada de frailes al lugar donde ‘Buziraco’ ejercía su influencia marcó un punto crucial en la historia de esta leyenda. Al enterarse de la presencia de un demonio, los religiosos se apresuraron a exorcizar el lugar, forzando así a ‘Buziraco’ a abandonar Cartagena y dirigirse hacia nuevas tierras en busca de poder y dominio.
El reinado de terror en el Cerro de las Tres Cruces
El demonio ‘Buziraco’ habría encontrado su nuevo hogar en el Cerro de las Tres Cruces de Cali. Desde su posición en lo más alto, ‘Buziraco’ sembró el terror entre los habitantes de la ciudad, lanzando penurias como sequías y pestes sobre la población indefensa.
Las descripciones de ‘Buziraco’ varían según las versiones de la leyenda, pero todas coinciden en atribuirle una apariencia aterradora: un ser de gran estatura, con cuernos, ojos brillantes y una risa perturbadora.
Lucha contra el mal
En un intento por desterrar a ‘Buziraco’ y liberar al Cerro de las Tres Cruces de su influencia maligna, el sacerdote Marco Tulio Collazos ordenó la construcción de tres cruces en la cima de la montaña en el año 1937. Estas cruces, erigidas con el propósito específico de encerrar al demonio, representaban la santísima trinidad y simbolizaban la lucha eterna entre el bien y el mal.
Según las creencias populares, la ‘celda’ de ‘Buziraco’ se encuentra entre la segunda y la tercera cruz, donde supuestamente queda confinado por el poder divino que emana de estos símbolos sagrados. Aunque la presencia del demonio sigue siendo objeto de debate y especulación, las cruces siguen en pie.